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Certificación energética, un mes de su aplicación

Ha transcurrido más de un mes desde que se inició la exigencia del certificado energético para todas las viviendas que sean alquiladas o vendidas. Un certificado que debe costear al propietario de la vivienda y que en las circunstancias  actuales de crisis se ve como un gasto innecesario. El coste para la certificación de una vivienda está alrededor de los 200 euros y muchos de los particulares entiendo que no estén por la labor de reducir sus ingresos a la hora de la venta.

Recientemente he mediado en la compraventa de un inmueble y junto con mi cliente hemos visitado varias viviendas, cuatro en concreto. A la pregunta de si tenían el certificado energético la respuesta fue que ninguna de ellas lo tenía  y el propietario no tenía la intención de solicitarlo, tan sólo se considera un gasto, y parece ser, eludible, debido a que los notarios no lo están exigiendo o hacen constar que no se presentan pero permiten la compraventa, según contó el agente inmobiliario. Frente a esto los profesionales vemos cómo se reduce el escaso mercado de la certificación energética. Si las autoridades con capacidad de sancionar no realizan inspecciones la certificación será un acto voluntario de común acuerdo entre el vendedor y comprador.

Como técnico he de reseñar el poco valor que se le está prestando al certificado, durante la visita a los inmuebles los propietarios, hablaban de la reforma más reciente, de la instalación de aire acondicionado, la orientación de la fachada, que al abrir las ventanas corre mucho aire, en resumen de las ventajas que a su opinión totalmente parcial, ya que sólo reseñan las ventajas, tiene su inmueble pero están desdeñando la mejor de las herramientas para comparar un inmueble con otro que es el certificado energético. Recordemos que este certificado nos indica la emisión de CO2 que tiene el inmueble según sus características de aislamiento térmico con el exterior y las instalaciones que posee para calentarlo y enfriarlo. Es decir una evaluación técnica de la emisión de CO2 que es lo mismo que el consumo eléctrico para tener un  grado de confort óptimo. En otras palabras que para estar frescos en verano y calentitos en invierno no es necesario gastarnos mucho dinero en luz eléctrica.

Este criterio neutral que aporta la certificación energética no se le está dando el  valor que tiene, los API han de instruir a sus clientes, primero que se ha de cumplir la normativa en vigor y segundo que es una herramienta muy valiosa para poder decidirte entre un inmueble u otro. Decirle al comprador que en la vivienda que va adquirir su consumo es inferior a la de su competencia ha de utilizarse igual que si tiene ascensor o orientación oeste, es decir un criterio más, y en este caso objetivo y realizado por un técnico, para dar valor a su inmueble.

Por el momento mis clientes no se han decidido a comprar ninguna de las viviendas que les han mostrado y por supuesto el certificado no les importa nada, yo estoy tratando de que le den valor a algo que nadie tiene ni pide ni conocen, al menos en la inmobiliaria que hemos visitado.

 

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